La policía de Los Ángeles cierra el campamento de desamparados en Echo Park y se enfrenta a protestas
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Funcionarios de Los Ángeles dijeron que cerrarán un campamento de personas sin hogar en Echo Park el jueves después de una noche de protestas mientras los trabajadores levantaron vallas y las autoridades ordenaron a los residentes del campamento que lo desalojaran.
Más de 200 manifestantes se reunieron en el parque el miércoles por la noche y el jueves por la mañana en un tenso enfrentamiento con la policía sobre el futuro del campamento, que se ha convertido en un punto álgido de la larga crisis de los desamparados en la ciudad.
El campamento ha provocado la ira de los vecinos, y la ciudad ha acordado trasladar a los residentes del parque a hoteles. Pero algunos dicen que prefieren quedarse en el parque y argumentan que tienen derecho a hacerlo.
El jefe de la policía de Los Ángeles, Michel Moore, dijo el miércoles por la noche que se permitiría a los residentes sin hogar del parque pasar la noche, pero que nadie más podría entrar, y que los residentes del campamento debían abandonarlo en un plazo de 24 horas.
El miércoles por la noche hubo una gran presencia policial cuando las autoridades comenzaron el proceso de cierre del parque.
Mientras se producían escaramuzas, se vio a la policía empujando a algunos manifestantes; se lanzaron botellas y otros objetos contra los agentes. Los manifestantes coreaban: “¿De quién es el parque? Es nuestro” y “¿Por qué usan equipo antidisturbios? No veo ningún disturbio aquí”.
Los guardas del parque, flanqueados por agentes de la policía de Los Ángeles, empezaron a pegar avisos en los árboles y postes de la luz del lado este del parque, donde los indigentes han estado acampando durante la pandemia del COVID-19. Los carteles decían que el parque se cerraría el jueves y avisaban que debían retirarse todos los bienes personales, “incluidos, entre otros, tiendas de campaña, sillas, mesas, mochilas, bolsas y objetos personales”.
Los contratistas de la ciudad, protegidos por agentes de la policía de Los Ángeles, descargaron las vallas de los camiones de plataforma. Los focos ayudaron a guiar su trabajo mientras clavaban los paneles de la valla en el suelo. Una vez levantada, los trabajadores desplegaron la tela verde y la colgaron a lo largo de la valla.
El jueves por la mañana, un pequeño número de personas se despertó en el interior del parque cercado, preocupadas por lo que iba a ocurrir.
“Me siento como si estuviera detenido”, dijo David Busch-Lilly, que se encontraba entre más de una docena de personas que permanecían dentro del parque cercado cuando amaneció el jueves. “Si me voy, no creo que me dejen volver a entrar”.
Valerie Zeller lo comparó con “una situación de rehenes”.
La indigente dijo que era reacia a ir a las habitaciones de hotel que se habían ofrecido a las personas que acampaban en el parque, ya que había oído que los residentes serían registrados y sometidos a toques de queda confinados.
La cinta amarilla rodeaba las manzanas alrededor del parque, donde los vehículos de la policía impedían que la gente entrara en auto o a pie en la zona. En el interior del parque vallado, el parloteo matutino de los pájaros y los gansos se mezclaba con el ruido de un helicóptero que sobrevolaba la zona.
Ayman Ahmed, que vive en el parque, dijo que cuando la policía les anunció que podían quedarse hasta la noche siguiente, “pensamos que era una victoria”.
“¿Fue una victoria?”, preguntó. “¿Veinticuatro horas con un perímetro cercado a nuestro alrededor?”.
Otro indigente con gorra gris, que no quiso dar su nombre, dijo que los residentes del campamento esperan obtener algún tipo de permiso legal para quedarse, basándose en las directrices de “refugio en el lugar” por la pandemia COVID-19.
No quería dirigirse a “ninguna instalación proporcionada por el gobierno”, diciendo: “Simplemente no me gusta aceptar nada del gobierno”.
Algunos ya han decidido irse.
A última hora del miércoles, Edward Juárez desmontó una tienda de campaña en el lado este del parque mientras decenas de agentes se concentraban al otro lado de la calle. Juárez y otras personas que viven en el parque tienen que desalojar antes de las 10:30 p.m. del jueves, según los carteles colocados.
LAPD and protesters square off in Echo Park as an imminent city closure draws near.
Juárez, un fotógrafo profesional que ha vivido en el parque desde agosto, dijo que la tienda de campaña pertenecía a un amigo que había sido colocado en un hotel en el centro de Los Ángeles la semana pasada. Juárez expuso que perdió su medio de vida cuando la pandemia cerró los conciertos y otros eventos nocturnos en los que trabajaba. Planeaba pasar la noche en otro lugar, quizá en la calle Alvarado o en casa de un amigo.
“Solo quiero salir de aquí, esto se está volviendo una locura”, manifestó, señalando con la cabeza a los agentes que llevaban cascos y macanas.
Juárez dijo que la policía vino al parque la semana pasada y anunció que la ciudad planeaba despejar la zona, aunque no le dijeron cuándo ocurriría el barrido.
“Es lo que hay”, dijo. “¿Qué otra cosa van a hacer?”.
Mientras las protestas estallaban en el lado oeste del parque, los altos funcionarios de la Autoridad de Servicios para Personas sin Hogar de Los Ángeles se movían por el borde oriental del parque, poco iluminado y silencioso, en busca de los entre 30 y 50 indigentes que estiman que quedan.
Encontraron a una pareja que aprovechó la oportunidad para ir a un hotel del centro de la ciudad y rápidamente les pidieron un Lyft.
“Vamos a reunirnos en su tienda de campaña. Tenemos que pensar qué hacer con sus cosas”, dijo la directora ejecutiva de LAHSA, Heidi Marston, a uno de sus colegas mientras esperaban a que se marcharan.
Marston estaba enfadada por la forma en que se había comunicado el cierre del parque a los desamparados. Necesitaban tiempo y una amplia advertencia antes de que algo así tuviera lugar, manifestó.
“Se trata de establecer expectativas, ser claros y darles opciones”, dijo Marston. Eso no fue posible aquí, apuntó. La pareja que se alojó en un hotel eran las únicas personas que querían ir el miércoles por la noche. Esperaba que fueran más el jueves.
“Si van a cerrar el parque, sean claros. No hay que tomar a la gente por sorpresa”, dijo. “Facilita el miedo, el caos y rompe la confianza que hemos construido. No era necesario que ocurriera así”.
En el último año, el campamento ha crecido hasta alcanzar alrededor de 200 tiendas de campaña y ha cubierto casi la mitad del parque, convirtiéndose en una sociedad de tipo comunitario con una despensa compartida, un jardín, una especie de autogobierno y un tenue control sobre el saneamiento básico. El campamento dividió a la comunidad circundante de Echo Park y se volvió un caso de estudio de los conflictos que surgen en los barrios de Los Ángeles sobre los derechos a los espacios públicos y los intereses contrapuestos de los habitantes de las zonas compartidas.
Algunos residentes de las calles circundantes exigieron a la ciudad que hiciera algo contra la acumulación de la basura, el consumo de drogas y la delincuencia.
A primera hora de la mañana del jueves, la policía tenía el parque bloqueado y no permitía la entrada a nadie.
Los trabajadores de divulgación han estado registrando a toda la gente que vive en el parque como sea posible y llevándolas a los hoteles alquilados por la ciudad para las personas sin hogar.
“Si se define como “barrido” el traslado de alguien al interior de un entorno seguro y limpio donde se le proporcionarán comidas gratuitas y saludables, recibirá atención médica y un camino hacia el bienestar, entonces se le puede llamar como se quiera”, dijo el miércoles el concejal de Los Ángeles Mitch O’Farrell. “Porque esto es lo que estamos haciendo para todos los que han estado allí durante las últimas semanas o meses”.
Pero la Coalición de Desamparados del Barrio de SELAH exigió a última hora del miércoles que se pospusiera el cierre para que los residentes “tengan el tiempo necesario para conectarse de manera significativa con los proveedores de servicios que están trabajando incansablemente para atenderlos”.
Cuando Moore anunció que nadie sería desalojado el miércoles por la noche, los manifestantes dijeron que lo consideraban una victoria. Pero se esperan más protestas el jueves.
Los redactores del Times James Queally y Kevin Rector contribuyeron a este informe.
Para leer esta nota en inglés haga clic aquí
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