Cómo obtener una vacuna contra COVID-19 aunque aún no sea elegible (sin hacer trampa)
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Con más estados y condados que amplían el acceso a la vacuna contra COVID-19 a diferentes grupos de personas, algunos californianos están comenzando a sentirse abandonados.
Hasta la fecha, el estado ha administrado más de 15 millones de dosis.
Los grupos elegibles actuales incluyen adultos de 65 años o más, trabajadores de la salud, educadores, personas que están encarceladas o que viven en refugios para personas sin hogar, trabajadores esenciales como los de la industria alimentaria o los servicios de emergencia, personal del transporte público y conserjes, así como residentes de 16 años o más que tienen discapacidades o condiciones de salud subyacentes.
Pero para quienes aún no reúnen los requisitos para una vacuna en su área, existen opciones limitadas para obtener una dosis codiciada. Ha habido casos de personas que compran el antígeno, roban códigos de acceso o declaran tener una condición elegible que posiblemente no padecen. Los funcionarios han criticado estas prácticas.
Pero hay otras maneras:
Trabajar como voluntario
A principios de este mes, el estado lanzó una página de voluntarios en su sitio web My Turn que permite a los californianos ayudar con los esfuerzos de vacunación a cambio de la oportunidad de ser inoculados. Y no es necesario ser médico o enfermero para participar en el programa: los voluntarios que no sean médicos pueden inscribirse para ayudar con el registro y el apoyo a la administración o como recepcionista del sitio.
Los voluntarios que completen un turno de cuatro horas o más son elegibles para una inyección, aunque las vacunas no están garantizadas y dependen de los niveles de suministro en los sitios administrados por el condado o la ciudad. Vale la pena señalar que algunos angelinos han informado de largas listas de espera para el programa.
Listas de espera y sobras
Otra opción es buscar listas de espera para las dosis sobrantes, que podrían desperdiciarse si no se administran dentro de un período de tiempo determinado. Los sitios web como Dr. B están conectando personas con proveedores locales, quienes les notifican por mensaje de texto cuando tienen suministros sin usar al final del día. Las dosis no utilizadas pueden estar disponibles cuando alguien cancela o no se presenta a su cita.
De manera similar, muchas personas llaman a las farmacias locales o se registran en las clínicas de vacunación al final de cada día para probar su suerte. Si bien no respetar la línea de espera puede quitarle una dosis crítica a alguien que la necesita con urgencia, los especialistas en ética médica generalmente han estado de acuerdo en que es mejor que una inyección entre en el brazo de alguien en lugar de terminar en la basura.
La residente de Fontana, Marla White, de 57 años, dijo el miércoles que planeaba comenzar a visitar un sitio de vacunación local cerca de la hora de cierre después de que dos de sus amigas pudieron asegurar las dosis de esa manera la semana pasada. Les tomó tres intentos, pero lo lograron.
White dijo que iría “todas las noches hasta que sucediese” con los dedos cruzados. Ella también ha estado en la lista de espera de voluntarios desde el mes pasado.
Algunas farmacias y proveedores incluso están emitiendo políticas oficiales sobre el suministro sobrante. La portavoz de CVS, Monica Prinzing, señaló que los equipos de farmacia de la cadena “evaluarán cómo vacunar de manera más eficiente a las personas elegibles con las dosis restantes”, incluido el acercamiento a los pacientes elegibles en sus comunidades.
Los propios Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades autorizaron a sus proveedores de vacunas “llamadas de juicio de buena fe”, lo que les permite administrar dosis excesivas a personas fuera de los grupos de priorización autorizados. Esas decisiones no estarían mal vistas si las inyecciones “de otro modo se desperdiciarían debido a la caducidad”, indicó la institución.
Cruzando las líneas del condado
La gente también está cruzando las fronteras de los condados en un intento por obtener una dosis, un movimiento cuestionable que probablemente se volverá más común a medida que los diferentes departamentos de salud adopten distintas reglas.
Si bien los sitios de vacunación generalmente limitan las inoculaciones a quienes viven o trabajan localmente, y en centros proveedores del antígeno en Los Ángeles incluso alejan a las personas de otros condados, algunas farmacias minoristas y sitios federales no tienen tales limitaciones.
Erin Moreno de Simi Valley señaló que no ha considerado cruzar las fronteras del condado, pero reconoció que la falta de coherencia ha sido frustrante. Por ejemplo, las personas con sobrepeso con un índice de masa corporal superior a 25 pueden vacunarse en San Diego, pero no en Orange.
“No tuve ningún problema con que las personas más vulnerables fueran vacunadas primero, especialmente los trabajadores en la primera línea y los ancianos”, comentó Moreno, de 51 años. “Pero siento que debería haberse abierto a más individuos más rápido”.
Esperar
El gobernador Gavin Newsom informó la semana pasada que cree que el estado podría poner las vacunas a disposición de todos a principios de mayo, coincidiendo con una declaración similar hecha por el presidente Biden.
Aún así, ver a amigos, familiares y conocidos recibiendo sus vacunas está creando un sentimiento de envidia creciente entre muchos angelinos que esperan su turno.
“Parece que estoy viendo la luz al final del túnel, pero como en una pesadilla en la que uno viaja constantemente en cámara lenta, siento que no puedo llegar allí”, indicó Dana Hislop, residente de Canoga Park, de 57 años. En Los Ángeles, las vacunas aún no están disponibles para personas de 50 años sin condiciones subyacentes.
Según su mejor estimación, Hislop y su esposo, de 59 años, serán elegibles para ser inoculados a mediados o finales de abril, aunque nadie les ha dado un plazo oficial.
Intentaron usar un sitio web que ubica farmacias con dosis sobrantes, dijo, pero se rindieron después de algunos intentos. Desde entonces se han resignado a usar doble mascarilla y lavarse las manos mientras esperan.
“Siempre que me siento frustrada, trato de recordarme a mí misma que hemos pasado todo un año de esto”, comentó. “Y en ese sentido, unas pocas semanas más no está tan mal”.
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