El qué y porque desde Washington: No combatir el racismo es ser cómplice
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WASHINGTON.- — Mi plan esta semana era escribir sobre la evolución de la educación en los Latinos de Estados Unidos, después de todo cuando las encuestas preguntan cuál es el asunto de mayor importancia para la gente todos responden, la educación.
Usted estará de acuerdo que, si la gente respondiera, no con lo que parece la respuesta más adecuada, sino con lo que verdaderamente le dicta su corazón… Todos responderían que el asunto que requiere mayor atención y más urgencia… es el racismo.
No de un grupo racial contra otro, sino el racismo más brutal: el de todos contra todos.
En Estados Unidos no podemos acusar solamente a la población blanca de racista, cuando en las comunidades afroamericana, latina y asiática hay racismo a la inversa también, pero aquí hay que apuntar que cuando el racismo hace más daño, es cuando es usado por quien lo ejerce, desde una posición de poder.
El viernes de la semana terminó con millones de personas dentro y fuera de Estados Unidos que vieron al presidente Joe Biden y a la vicepresidenta Kamala Harris viajar juntos a Georgia, para estar cerca de la comunidad asiática y escuchar de ellos directamente, recuentos de violencia y acoso racial, tan intensos que las expresiones en los rostros denotaban disgusto, horror, lamento… pero no sorpresa.
El presidente Biden dijo en Atlanta; … “Simplemente, hay algunos valores y creencias fundamentales que nos unen como estadounidenses, uno de ellos es luchar juntos contra el odio, contra el racismo, el feo veneno que durante mucho tiempo ha perseguido y plagado a nuestra nación”
Todo en relación con las 8 víctimas que recibieron disparos en tres salones de masajes en Atlanta. La información preliminar no establece aún si el crimen en que 4 de las 8 víctimas resultaron muertas fue motivado únicamente por odio racial. Pero el hecho es tan grave que en todos los rincones de Estados Unidos surgieron quejas de violencia racial contra estadounidenses de origen asiático.
El odio, la retórica y la violencia contra los asiáticos en los últimos años, especialmente durante la pandemia, han hecho al racismo otra vez, el tema más importante con que iniciamos esta semana… amigos y personas en general a quienes les preguntó acerca de este tema me dicen algo horrible: las cosas van a empeorar antes de que mejoren.
Y, es que hoy, sabemos que, en los crímenes de odio, los números muestran que las mujeres asiático americanas son especialmente vulnerables. El 68% de los incidentes durante el año pasado contra los asiáticos americanos fue dirigido contra sus mujeres, ¡68%¡
El racismo es insultante, y el peor racismo no es el abierto, es el oculto, el que desde la oscuridad cuando te sonríe te muestra sus colmillos.
El racismo discreto es el que se convierte en micro agresiones: los comentarios sutiles pero ofensivos dirigidos a una minoría, y lo peor, lo peor, es que a menudo sale del inconsciente e inconscientemente se convierte en un estereotipo.
Algo más que hay que decir, el racismo no es un problema estadounidense. Porque no está aislado.
La semana pasada fue particularmente brutal, la pareja que abrió la discusión, la actriz y el príncipe que renunciaron a la vida de alto privilegio cuando alguien muy encumbrado en la realeza británica les comunicó que para decidir si continuaban con los privilegios de la Casa Real habría que esperar para ver qué color sería la piel de su hijo, siendo él blanco y ella mulata.
Al mismo tiempo, aquí en Estados Unidos, los juicios y las acusaciones a quienes asaltaron el Capitolio el 6 de enero mostraron que esa furia se debió a la creencia general entre los atacantes, que Donald Trump perdió la presidencia, por los altos números de minorías raciales que votaron contra él. Eso resultó inaceptable y ese sentimiento es el que los hizo rebelarse.
Después en Milwaukee Wisconsin, el senador republicano, Ron Johnson, se enfrentó al disgusto de mucha gente que en su estado lo acusa de racista por decir en referencia a los ataques del Capitolio el 6 de enero: que él “no se sintió amenazado por la turba ese día, pero si lo habría estado si se hubiera tratado de gente del movimiento “Black Lives Matter” o si hubiera sido ANTIFA” (movimiento antifascista) supuestamente compuesto por afroamericanos.
El senador Johnson terminó diciendo que los atacantes al capitolio … “Aman este país ... respetan la aplicación de la ley ... y nunca harían nada para quebrantar la ley”.
El senador Johnson parece estar acusado de racismo flagrante, del más sutil, el que penetra insidiosamente en todos los aspectos de nuestra sociedad y que puede pasar desapercibido para cualquiera que no lo sufra directamente.
Esta semana el mundo entero escuchará otra vez durante el juicio al policía que dio muerte a George Floyd en Minneapolis el año pasado, acerca del racismo sistémico y cuidado; le repito, este no es únicamente un problema estadounidense, ocurre en el mundo entero.
Pero eso no quiere decir que por esa razón nos callemos la boca y veamos al racismo bruto caminar y zarandearse frente a nosotros. Ser “no racista” mis amigos… Ya no es suficiente.
Habiendo dicho todo lo anterior, lo único que queda es agregar que a pesar del cinismo de reconocer que el racismo existe y vive entre nosotros todos los días, lo que necesitamos hacer es trabajar para juntos desmantelarlo. Callar es ser cómplice.
* Por casi tres décadas el periodista Armando Guzmán se ha ganado el reconocimiento en México y Estados Unidos por su cobertura en Washington. Puede seguirlo en los diferentes medios y plataformas, como radio, televisión, prensa escrita e internet.
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