En lo que respecta a los surcos de su primer disco, Black cambió un poco las cosas en relación a lo que había ofrecido un par de días antes en el Fillmore de San Francisco; no en cuanto a la presencia de los temas elegidos, sino en el orden que los presentó, porque en lugar de interpretar “Los Angeles” en la primera parte del concierto, antes de arremeter con el “Teenager of the Year” entero, dejó la pieza para el segmento de cierre.
Lo hizo con pleno conocimiento de que se trata de un corte que, por razones naturales, ocupa un lugar especial entre sus hinchas locales, pese a que la letra parece insinuar con cierta maldad que se está refiriendo a “otro Los Ángeles”.
Antes de tocarlo, el anfitrión de la velada, que mantiene intacta su distintiva voz, presentó a los músicos que lo acompañaban, provenientes casi todos de nuestra ciudad; y en otros momentos, hizo mención a algunas de las experiencias que ha tenido en el Sur de California, implicando con ello el aprecio que le tiene a un lugar en el que ha pasado mucho tiempo.
Pero no habló de los incendios actuales, lo que podría haber dejado anonadado a cualquier espectador casual, pero que tiene sentido cuando se trata de un artista poco inclinado a las manifestaciones sentimentales públicas e, incluso, al movimiento físico en los escenarios.
También resultó apropiado que terminara el concierto con “I Heard Ramona Sing”, otra canción de la placa de debut que llamó la atención desde su estreno por su carácter pegajoso, y que volvió a alcanzar notoriedad siete años después debido a su inclusión en la banda sonora de “Scott Pilgrim vs. the World”, una película con la que no tenía nada que ver (más allá de que el personaje principal estaba en una banda de ‘indie’), pero cuya protagonista femenina se llamaba justamente Ramona.
Conformada mayormente por el personal que grabó el “Teenager” -es decir, el bajista y tecladista Eric Drew Feldman (quien produjo además el trabajo), el guitarrista Lyle Workman y el baterista Nick Vincent-, y con la adición del multi instrumentista Rob Laufer, la banda de Black para la ocasión ofreció, naturalmente, una interpretación especialmente fiel de la placa; e hizo lo mismo con los cortes del primer disco que se escucharon, en el que participaron igualmente Feldman y Vincent.
Fuera de uno que otro error, los músicos establecieron una unidad impresionante que resultaba incluso más destacada en vista de que, fuera de las dos fechas anteriores en la ciudad de San Francisco, no habían tocado realmente juntos en mucho, mucho tiempo. Y no tuvieron que hacer más que dedicarse a lo suyo, sin aspavientos de ninguna clase, para darle vida a una noche inolvidable.