Los trabajadores piden más asistencia de salud mental a sus jefes; muchos no reciben nada en respuesta
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Al igual que muchas otras personas que trabajan desde casa durante esta crisis mortal, Erin Spahn Erenberg tiene días en los que se siente abrumada intentando satisfacer las necesidades de su trabajo y de su familia a la vez, frustrada por las incesantes demandas que compiten y la agotan, tanto física como emocionalmente.
“Lo más triste para mí es que esto me quitó la alegría de ser madre”, reconoció Erenberg, directora de pequeñas empresas. “Me encuentro levantando la voz más de lo que pensé que haría”.
Erenberg no es la única que intenta mantenerse de pie y falla a veces, un problema social que creció lo suficiente en la era del COVID-19 como para romper el antiguo acuerdo tácito entre muchos empleadores y sus empleados, de mantener los problemas personales lejos del trabajo.
Tanto los trabajadores confinados en casa como los que están al servicio del público, pugnaron por mantener el equilibrio durante un año traumático, de enfermedad y muerte. Las largas horas de trabajo, las agotadoras videoconferencias y las tensas guerras por las mascarillas se sumaron al estrés.
La salud mental de su fuerza laboral es un problema creciente para los empleadores, que históricamente no han sido de mucha ayuda. Ahora, a medida que más personas que regresan a sus lugares de trabajo, las empresas deben realizar cambios profundos en su abordaje del bienestar psicológico y emocional de los empleados, remarcan los defensores.
El problema fue destacado esta semana cuando la directora ejecutiva de Citigroup Inc., Jane Fraser, le dijo al personal que la compañía tomaba en serio el equilibrio entre la vida laboral y personal al prohibir las videollamadas internas los viernes, promover horarios de trabajo regulares y alentar las vacaciones. En Goldman Sachs Group, una encuesta interna filtrada mostró un agotamiento generalizado entre los banqueros junior, con actividad de hasta 100 horas a la semana; el presidente ejecutivo, David Solomon, prometió sábados libres garantizados -después de todo, es Wall Street- y más apoyo.
Incluso antes del aislamiento por el COVID, los trabajadores temían que usar los beneficios de salud mental de la empresa perjudicara sus carreras, según un estudio de 2019 encargado por el proveedor de atención en línea Ginger. Más del 80% afirmó que enfrentaba obstáculos para obtener atención médica conductual.
Las tensiones de gran alcance durante el año de la pandemia han aumentado la necesidad. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indicaron el verano pasado que el 40% de los encuestados informaron ansiedad, depresión, pensamientos suicidas y un mayor uso de alcohol y otras sustancias, muy por encima del nivel de 2019.
Aún así, muchos empleadores no están dispuestos a comprometerse con la vida interior de sus trabajadores, afirmaron los expertos. “Algunas organizaciones siguen con la misma basura de siempre” y hacen caso omiso de las necesidades emocionales de sus empleados, dijo Patricia Grabarek, profesora adjunta de psicología en la USC, que se especializa en temas de bienestar en el lugar de trabajo.
Los empleadores podrían esperar que quienes trabajan desde casa dediquen más horas porque no tienen que viajar diariamente, señaló, o presionarlos para que estén constantemente en línea. Y trabajar desde casa bajo coacción convirtió en una burla el equilibrio entre el empleo y la vida, que ya era tremendamente esquivo.
“Tener ambos dominios de la vida en el mismo lugar, exigiendo todo tu tiempo, es extremadamente agotador”, enfatizó Grabarek, cofundadora de la consultora de bienestar en el lugar de trabajo Workr Beeing. Si a ello se le agrega el estrés y el temor por la pandemia, la probabilidad de agotamiento aumenta.
Grabarek describió el síndrome de burnout en términos familiares para muchas personas que trabajan en el hogar: sentimientos de agotamiento emocional o físico, una sensación de estar desconectado de su trabajo o familia y la percepción de que uno se está volviendo menos eficaz para realizar las tareas. “Si estás realmente agotado”, comentó, “no siempre eres capaz de conectarte mentalmente con algo”.
En un futuro mejor, las empresas eliminarían el tabú de hablar sobre el agotamiento y otras tensiones psicológicas como el aislamiento, comentó Elizabeth Brink, consultora sobre espacio de trabajo de la firma de arquitectura Gensler.
Aunque muchos detestan las videoconferencias, hay un efecto secundario positivo, consideró Brink: romper con la personalidad estrictamente comercial que se adopta en la oficina. “Ahora vemos los hogares de las personas y reconectamos inmediatamente con la humanidad de aquellos con quienes trabajamos”, expuso. “Reconocemos sus luchas personales como si estuviéramos viendo las nuestras”.
Ver a los compañeros de trabajo en sus hábitats nativos puede impulsar la unión, pero algunas personas informan que los estresa ser juzgadas por la cámara, y no todos los jefes se emocionan con esa humanidad revelada de sus trabajadores.
Emily Barnes, que vive en el norte del condado de San Diego y fue despedida en el otoño de una organización educativa sin fines de lucro, sintió una falta de comprensión de parte de los gerentes. Sus amigos y familiares que son padres tampoco tienen la flexibilidad de trabajar en torno a las necesidades de sus familias, dijo; “no se les permite tener excusas, ni siquiera con un bebé en su regazo”.
Tener flexibilidad para establecer sus propias horas de trabajo desde casa no siempre resulta un plan saludable, afirmó Erenberg, especialmente para las mujeres, que generalmente soportan la peor parte de supervisar el cuidado de los niños y el hogar mientras intentan mantenerse al día con sus trabajos.
Nuestra cultura aún valora el tiempo de los hombres más que el de las mujeres, agregó Erenberg, una abogada que vive en Carolina del Sur y es cofundadora de Totum Women, una empresa que fabrica mezclas de galletas para apoyar la lactancia y otros productos para las nuevas madres.
Aunque el trabajo por Zoom “eliminó el mito de que los niños dejan de existir cuando los padres están en el trabajo”, remarcó, “lo que ocurre es que muchas mujeres que trabajan hasta altas horas de la noche ahora ponen sus alarmas para las 4 y las 5 a.m.”
Es difícil ocuparse del trabajo cuando se enfrentan a necesidades familiares urgentes, aseguró. “No puedes seguir el ritmo cuando te interrumpen constantemente. Experimenté la pandemia como una serie de veces en las que he perdido el dominio”.
Los hombres suelen estar menos inclinados a hablar sobre cómo los hace sentir la pandemia, pero no son inmunes a la tensión. Tampoco lo son los líderes de las empresas que intentan mantener a flote sus negocios durante una economía en problemas.
Conozco a fundadores de empresas exitosas que algunos días no pueden levantarse de la cama”, comentó April Uchitel, de Los Ángeles, ex directora ejecutiva de dos compañías de belleza, incluida Violet Gray, que la despidió el verano pasado. “Hay una vulnerabilidad que se está imponiendo a la gente en este momento. A veces solo se necesita que algunas personas sean francas sobre su situación, para que todos los demás digan ‘Yo también’”.
Trabajar desde casa en un entorno que nunca cambia es como el “día que se repite una y otra vez, pero recargado”, dijo. “Todos hemos perdido el sentido de cuándo dejar de trabajar y qué significa un fin de semana”.
Uchitel espera que las luchas internas, incluso entre los altos ejecutivos, obliguen a las empresas a tomar más en serio el apoyo a la salud mental de sus empleados.
Un cambio dramático exigiría que la mayoría de los empleadores elevaran la salud mental a una prioridad mucho más importante, para hacer que el apoyo sea parte de la cultura de la empresa y desestigmatizar el proceso de pedir ayuda.
Emanuel Maidenberg, profesor clínico de psiquiatría en UCLA, destacó que las actitudes corporativas deben cambiar, y este momento ofrece a los líderes empresariales un incentivo para reevaluar sus enfoques de apoyo a la salud mental. “Creo que el estrés del año pasado podría usarse como una oportunidad para abrirse a esa inversión, financieramente y de otras maneras, porque vale la pena”, consideró.
Los líderes podrían ayudar a los empleados a aprender lo que Maidenberg llama “higiene emocional” a través de “habilidades y herramientas que han demostrado ser efectivas para mantener el equilibrio de las emociones y nos permiten superar circunstancias estresantes o períodos de tiempo como este. Esto se puede enseñar”.
Algunos ejemplos simples incluyen entrenamiento de asertividad, ejercicios cardiovasculares regulares y programas para ayudar a las personas a dormir mejor. Un objetivo más amplio es normalizar las dificultades de salud mental, exacerbadas por la pandemia. “Ahora más personas pueden entenderlo y relacionarse con ello”, añadió Maidenberg, “por lo tanto es un buen momento para convertirlo en parte de la experiencia humana, que no tiene que ser evitada o rechazada, ni ser una fuente de vergüenza”.
Un punto de partida para los empleadores puede ser contratar empresas como Lyra Health o Big Health, que brindan servicios de salud mental a los empleados, incluida la terapia, la medicación y el tratamiento de los problemas del sueño, dijo.
Muchas empresas son conscientes de que sus empleados están angustiados por los eventos del año pasado, expuso Joe Grasso, psicólogo clínico de Lyra. “Sabemos por los clientes actuales y los potenciales que hay una sensación general de agotamiento y pánico al mismo tiempo”, detalló Grasso. Se preguntan: “¿Cómo lidiamos con esta crisis que ya está sobre nosotros?”.
En una encuesta entre no-clientes realizada en diciembre pasado, la compañía de Burlingame, California, detectó que el 40% de los trabajadores padecían una o más afecciones mentales agudas, como ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático, el doble del nivel de principios de 2020. La mitad de ellos afirmó que los problemas de salud mental afectaron su capacidad de trabajo el año pasado.
Estos impactos en el resultado final pueden impulsar a más líderes de empresas a centrarse en el estado mental de sus equipos. “Los empleadores están reconociendo que les conviene preocuparse por esto”, señaló Grasso. Cuando los empleados tienen problemas emocionales son menos productivos, es más probable que falten y corren un mayor riesgo de dejar la empresa. “En última instancia, erosiona su cultura laboral porque tienen empleados que probablemente estén desmotivados”, prosiguió el psicólogo. “No pueden funcionar bien ni comunicarse con sus colegas. Están consumidos por su angustia”.
Es probable que el cambio de actitudes generacionales también impulse a las empresas a abordar los problemas de salud mental, comentó Grasso, a medida que los milenios y especialmente sus compañeros de trabajo más jóvenes en la Generación Z se vuelven más asertivos que sus contrapartes mayores sobre cómo obtener ayuda.
Los factores que motivan a los trabajadores más jóvenes incluyen una mayor conciencia sobre cómo lucen los problemas de salud mental a medida que la terapia se vuelve más común y gente de alto perfil, incluidas las celebridades, hablan claramente sobre sus cuestiones personales. Los empleados más jóvenes también crecieron más agobiados por las presiones académicas y otros factores estresantes, incluido el consumo poco saludable de las redes sociales durante el aislamiento, “que constantemente les dicen que no están a la altura de otra persona”, enfatizó.
Los empleadores que tienen que competir por los jóvenes talentos notaron la tendencia, dijo, y aumentaron sus beneficios para la salud mental. Lyra se negó a revelar cuántos clientes tiene, pero según Grasso la base de usuarios en la compañía se duplicó el año pasado. Lyra se fundó en 2015 y trabaja con Morgan Stanley, Pillsbury y Amgen, entre otros.
Al igual que muchas empresas, Cheesecake Factory ha ofrecido durante mucho tiempo un beneficio de asistencia a los empleados para ayudarlos a resolver problemas personales que afectan su desempeño laboral, pero en agosto pasado, el operador de uno de los restaurantes en Calabasas introdujo un programa de telemedicina que les permite obtener asesoramiento en línea con terapeutas y psiquiatras sin costo alguno para ellos.
“Apoyar las necesidades de salud mental de nuestro personal es totalmente importante para nosotros, especialmente durante estos tiempos difíciles, en los que tantas personas experimentan un aumento de la ansiedad, la depresión y el estrés”, remarcó Dina Barmasse-Gray, vicepresidenta sénior de recursos humanos.
Los detalles sobre las conexiones de los empleados con el proveedor de la compañía, Doctor on Demand, no se comparten con Cheesecake Factory, dijo, pero las razones principales de las consultas son la ansiedad y la depresión.
“Con tanta incertidumbre durante la pandemia, incluidas las preocupaciones de salud general y las restricciones locales que afectan el horario y los modelos operativos de los restaurantes, todos en nuestra industria están bajo estrés adicional en este momento”, comentó.
Barmasse-Gray no reveló cuántos de los aproximadamente 42.000 trabajadores de la compañía utilizan el servicio de asesoramiento, pero indicó que la cantidad de consultas de salud mental de los empleados creció casi un 100 por ciento desde 2019.
Facebook ofrece a los empleados y sus familias asesoramiento a través de Lyra junto con un “reembolso de bienestar” de hasta $720 por año, para pagar membresías en gimnasios, campos de golf, ligas deportivas, relojes inteligentes y pesas, entre otras cuestiones.
Citando el aumento del abuso doméstico durante el cierre de la pandemia, Facebook anunció recientemente que las personas pueden tomarse hasta 20 días al año con paga si el empleado, un miembro del hogar o de su familia experimenta esa situación. Los trabajadores deben decir a sus gerentes que necesitan tomar una licencia de emergencia, pero no deberán especificar el motivo, indicó un representante de la empresa.
Un servicio de pasear perros a pedido, llamado Wag, brinda asesoramiento a los empleados a través de Ginger, que informó que el 40% de los trabajadores de esa empresa se inscribieron en el servicio de apoyo emocional online por problemas en su trabajo o su vida personal.
En Sanofi, una compañía farmacéutica internacional con sede en Francia, la gerencia les dice a los trabajadores que “está bien no estar bien”, destacó Clint Wallace, jefe de recursos humanos para Estados Unidos. Durante la pandemia, Sanofi notó un aumento en el uso de los programas para apoyar a los padres. Entre ellos se encuentran la asistencia con la educación virtual y proveedores que intervienen para asistir a los empleados en el cuidado de niños o ancianos.
Brindar asesoramiento y otros beneficios de salud mental ayuda al personal a manejar su estrés y concentrarse en el trabajo, indicó Wallace. Un objetivo de la empresa es duplicar la participación en sus programas de bienestar.
“Las empresas deben ver esto como una inversión, no como un costo”, manifestó, “para permitir que las personas estén lo mejor posible cuando trabajan todos los días”.
Mientras la pandemia muestra signos de disminución, hay ansiedad entre muchos trabajadores por regresar a sus oficinas y otros lugares cerrados hace un año, agregó Brink, de Gensler. “Existe el temor de que llegue un día en que haya un interruptor, como el de la luz, y tengan que volver a como estaban las cosas”, señaló.
Las empresas pasaron meses tratando de determinar cómo deberían ser las oficinas después de una pandemia para proteger la salud física de sus ocupantes, pero según Brink quienes toman decisiones también deberían considerar cómo pueden apoyar la salud mental mientras se preparan para regresar. “El entorno de trabajo era para los escritorios, las fotocopiadoras y los archivos”, dijo. “Ahora el rol del lugar está cambiando para centrarse en las personas”.
Las mejores oficinas podrían incluir espacios para un respiro, donde los trabajadores podrían encontrar refugio y privacidad cuando sientan la necesidad. Las oportunidades de salir al aire libre serían útiles, y cuanta más luz del día pueda ver la gente, mejor.
Pero para enfatizar realmente a las personas, el lugar de trabajo necesita una recalibración hacia la empatía, remarcó Brink, “una reconexión con la humanidad”, que reconozca que cada uno de nosotros está teniendo sus propias luchas personales, especialmente después de un año que fue estresante y generador de ansiedad para todos. “Tiene que haber una desestigmatización de las conversaciones sobre el agotamiento y el aislamiento, y que ello no sea tan tabú en el lugar de trabajo”, añadió. “La gente necesita sentirse apoyada al atravesar problemas de salud mental como cuando pasan por cuestiones de salud física”.
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